jueves, 19 de enero de 2012

XIII

Y de nuevo otro poema. Este es un poquito más confuso en su estructura, y continúa la temática del pesimismo que últimamente intento reflejar.


Nada que ofrecer
Gritos angustiados de dolor,
susurros quedos por la libertad.
Caemos víctimas del rencor,
abandonamos nuestra humanidad.

Llantos hundidos en el mar
rezando de rodillas esperando
quizá de algún dios la piedad.
Que la calma nos cubra con su manto.

El rostro enrojecido, las mejillas anegadas.
Llenas de arañazos angustiados,
propios de la locura enajenada
de quién ve que todo está acabando.

Los aviones derraman su carga
entre barrios bajo el cielo
esperando que como ratas
huyamos del agujero.

Y los tanques, titanes
de metal y duro acero.
Avanzando inexorables,
derramándonos su fuego.

El sueño eterno de los hombres,
un futuro de gloria.
Ahogado en el tronar de mil cañones,
aquí termina nuestra historia.

Entre gritos y lamentos,
banderas carentes de honra.
Con los puños al cielo
ya no queda escapatoria.

Una guerra sin fronteras,
sin amigos ni aliados.
Un reloj que se agota,
todos hemos fracasado.

Es bien cierta la derrota,
se masca en cada amanecer.
siguiendo entre las bombas.
el rastro de los cadáveres.

La humanidad entera brota
de entre los restos del ayer
aplastada por su propia bota,
ya no queda nada que ofrecer.

domingo, 15 de enero de 2012

XII

Un Motivo
Llamas a mi alrededor,
me abrasan con su calor.
El viento frío azota mi cara,
trae recuerdos y esperanzas.

Busco una salida
hundido en el barro.
Mil voces me conminan,
me encuentro atrapado.

Miro al cielo
buscando respuesta.
Me responde una risa
sin vida, vacía y hueca.

Sé que me contemplas,
seas quien seas.
No temo a tus designios.
Superaré cada prueba.

Y sonrío a mis adentros.
No tengo miedo, ¿Debería?
He llegado ya muy lejos,
¿Quién lo diría?

Perdido en este laberinto.
desandando mi vida.
Cada paso es un martirio,
me acerco al fin a la salida.

Rumbo hacia el infierno,
mi objetivo es ese fuego.
Camino medio muerto
guiándome el acierto.

Tuve suerte muchas veces,
sé que eso me ayudó.
Ahora tengo la experiencia.
No rehuiré el dolor.

Como el agua me purifica,
me recuerda aquellas cosas
que no debo olvidar. Que la vida
tarde o temprano se termina.

¿Por qué iba a detenerme
a descansar en el camino?
Tendré tiempo cuando muera
sentado viendo lo que he sido.

Pleno, satisfecho,
con un legado siempre vivo
que me conceda un sentido
y me recuerde con cariño.

Al fin y al cabo
si nada es eterno
quizá si lo sean
al menos esos sueños.

Que siempre quise realizar,
que fueron mi camino a andar.
Eso es todo lo que pido:
sencillamente, un motivo.