sábado, 30 de junio de 2012

XV

Una nueva entrada, en un instante de inspiración que no habría conseguido encontrar sin la presta colaboración de Iratxe y su música. Por ello, este poema va dedicado a ti. Por ese presente que deseamos vivir pero a veces no alcanzamos a tocar, atrapados entre lo que ya ha pasado y lo que aún está por venir.

El río
La vida es un río, fluye lenta sobre el tiempo.
No más que un instante, el momento de un momento.
Un segundo detenida, como el foco en un concierto.
El cruce de dos miradas... la eternidad del universo.

No podemos detenernos. ¿Qué es el pasado?
Un recuerdo, mirar atrás, aquellos días soleados.
¿Y el futuro? Brumas, sueños. Mil secretos.
Sólo queda el presente, segundo eterno.

Que fluye, fluye, fluye... se lleva nuestras vidas.
Nos roba la juventud, arrebata aquellos sueños.
Una espada en las entrañas, que nos mata poco a poco.
La muerte más lenta, más segura. El fin de todo.

Vivimos apenas un instante, más no somos capaces
de aprovecharlo, de sentirlo, de hacer que esa parte
de nosotros, nuestra vida, se haga cierto. Esperamos,
idiotas, o recordamos lo andado, lo añoramos.

Y no, no es así. Cada paso es un camino
y si la vida son mil pasos deberíamos disfrutarlos.
¿Crees que si te paras nada cambiará? El mundo gira
y todo pasa. Sólo aquello que vivas, que sientas, será real.

domingo, 24 de junio de 2012

XIV

Después de mucho tiempo regreso con una nueva composición. Esta va dedicada al impresionante trabajo a David Lloyd y Alan Moore, y que tan fervientemente leí y machaqué. Quiero dedicar estos versos a Laura, que en estos momentos está apunto de marcharse. Recuerda, recuerda.

Hermoso rostro

Recuerde, recuerde. La idea es la fuente.
No importa el hombre, nada es real.
Tan sólo su idea, motivo para luchar.
Dignidad, igualdad. Acabará con las muertes.

Estamos perdidos, perdidos en esa oscuridad.
Y nos hace falta tu guía. Tu verdad.
Eres mucho más, el principio del final.
Un sueño que puede ser realidad.

¿Quiénes somos? ¿Qué esperamos?
Ratas en la cloaca, atrapados.
Nos hemos buscado este lugar,
nos hemos dejado llevar.

¿Que buscábamos? ¿Lo encontramos?
Todo lo que nos era propio fue arrebatado.
Y escuchamos su voz, la Voz del Destino.
Nos dice qué hacer, escoje el camino.

Todo parece sencillo, más en verdad
nos convierte en envoltorios vacíos, máscaras.
Títeres, fantoches, tornillos, nos atrapa
somos parte de la maquinaria estatal.

Y sin embargo es curioso, ironía mordaz
que sea la máscara que encierra la idea
quien nos haga por fin despertar
y nos muestre tu rostro: Libertad.

jueves, 19 de enero de 2012

XIII

Y de nuevo otro poema. Este es un poquito más confuso en su estructura, y continúa la temática del pesimismo que últimamente intento reflejar.


Nada que ofrecer
Gritos angustiados de dolor,
susurros quedos por la libertad.
Caemos víctimas del rencor,
abandonamos nuestra humanidad.

Llantos hundidos en el mar
rezando de rodillas esperando
quizá de algún dios la piedad.
Que la calma nos cubra con su manto.

El rostro enrojecido, las mejillas anegadas.
Llenas de arañazos angustiados,
propios de la locura enajenada
de quién ve que todo está acabando.

Los aviones derraman su carga
entre barrios bajo el cielo
esperando que como ratas
huyamos del agujero.

Y los tanques, titanes
de metal y duro acero.
Avanzando inexorables,
derramándonos su fuego.

El sueño eterno de los hombres,
un futuro de gloria.
Ahogado en el tronar de mil cañones,
aquí termina nuestra historia.

Entre gritos y lamentos,
banderas carentes de honra.
Con los puños al cielo
ya no queda escapatoria.

Una guerra sin fronteras,
sin amigos ni aliados.
Un reloj que se agota,
todos hemos fracasado.

Es bien cierta la derrota,
se masca en cada amanecer.
siguiendo entre las bombas.
el rastro de los cadáveres.

La humanidad entera brota
de entre los restos del ayer
aplastada por su propia bota,
ya no queda nada que ofrecer.

domingo, 15 de enero de 2012

XII

Un Motivo
Llamas a mi alrededor,
me abrasan con su calor.
El viento frío azota mi cara,
trae recuerdos y esperanzas.

Busco una salida
hundido en el barro.
Mil voces me conminan,
me encuentro atrapado.

Miro al cielo
buscando respuesta.
Me responde una risa
sin vida, vacía y hueca.

Sé que me contemplas,
seas quien seas.
No temo a tus designios.
Superaré cada prueba.

Y sonrío a mis adentros.
No tengo miedo, ¿Debería?
He llegado ya muy lejos,
¿Quién lo diría?

Perdido en este laberinto.
desandando mi vida.
Cada paso es un martirio,
me acerco al fin a la salida.

Rumbo hacia el infierno,
mi objetivo es ese fuego.
Camino medio muerto
guiándome el acierto.

Tuve suerte muchas veces,
sé que eso me ayudó.
Ahora tengo la experiencia.
No rehuiré el dolor.

Como el agua me purifica,
me recuerda aquellas cosas
que no debo olvidar. Que la vida
tarde o temprano se termina.

¿Por qué iba a detenerme
a descansar en el camino?
Tendré tiempo cuando muera
sentado viendo lo que he sido.

Pleno, satisfecho,
con un legado siempre vivo
que me conceda un sentido
y me recuerde con cariño.

Al fin y al cabo
si nada es eterno
quizá si lo sean
al menos esos sueños.

Que siempre quise realizar,
que fueron mi camino a andar.
Eso es todo lo que pido:
sencillamente, un motivo.